A raíz de la intervención la semana pasada de tres anclas en una plaza pública de Muxía-A Coruña y la atribución de una de ellas a una supuesta procedencia del crucero torpedero HMS Serpent perdido en Punta do Boi-Camariñas el diez de noviembre de 1890, la delegación provincial de la Real Liga Naval Española en A Costa da Morte-A Coruña aportó su parte de conclusiones para esclarecer el origen y calidad del material incautado.
Del desarrollo de este informe, con datos y testigos de los hechos, se concluye que el ancla no corresponde a este barco. El delegado provincial de la RLNE Rafael Lema, indica que ya han enviado su informe a la Royal Navy y la Embajada Británica en España. También considera que en este caso no se han aportado pruebas ni indicios de pertenencia del ancla al buque inglés e incluso se manejan fotos falsas, de otros barcos o de piezas que no son anclas. Lema cree que estos episodios empañan otras actuaciones exitosas de defensa del patrimonio subacuático y que atacan a viejos lobos de mar o chatarreros que por su oficio guardan restos marinos en sus casas. La entidad cree que se deben destinar recursos a investigar pecios e incluso a recuperar material de valor histórico que el mar destroza; o vigilar la acción de cazatesoros en Baldaio y Viveiro.
En cuanto al dossier, aporta que dos de las anclas, del tipo hall, son modernas; usuales en nuestra flota pesquera actual, de bacas de arrastre de la familia del vecino afectado y sin mayor valor material ni por supuesto histórico. Ambas no proceden del fondo marino ni de naufragio alguno, sino del patrimonio en desuso del armador. Una de ellas fue retirada del pesquero Costa da Barca, aún en activo.
La tercera, más antigua y de menor calidad, de tipo almirantazgo, es la que se atribuyó al HMS Serpent. El anclote de Muxía responde a un cepo atado a la caña, no de articulado, como el de tantos pataches motoveleros a diésel que navegaban por nuestra costa aún en los años setenta y muchos con matrícula local. Piezas de 15 a 25 libras para barcos de 30 a 60 pies. En este caso es un anclote sin patente, sin numeración, de fundición de mala calidad. Un material que de ninguna manera prestaría servicio en tal buque de guerra, en una unidad naval de combate. Por la investigación se trata del anclote de un velero de cabotaje de escaso porte perdido frente al cabo Vilán posiblemente hace un siglo. Uno de tantos cormeños, mayormente gallegos, que entraban en nuestros puertos a principios del siglo XX en el tráfico con los puertos cántabros. Por ello, desde la centenaria entidad fundada en 1900 por don Antonio Cánovas, barajan con un noventa por ciento de posibilidades a un viejo velero de cabotaje de Corme, Muros o Corcubión.
El áncora hace más de treinta años fue sacada del fondo del mar a 80 brazas, cerca de un caladero llamado O Crebal, a varias millas de tierra y de la Punta do Boi, donde naufragó el crucero inglés. Hay testigos que confirman cuándo y cómo fue obtenida el ancla liada en las volantas de un pesquero de Muxía.