El frustrado regreso de Luis Suárez al Depor

por Redacción Deportes

“Luisito”, el único “Luisito” entre milesnuestro “Balón de Oro”, no disfrutó de un inicio nada fácil en su carrera profesional. Podríamos llegar a insinuar que se le podría considerar un “emigrante del fútbol”, eso si, un emigrante de lujo, pero , al fin y al cabo, emigrante a la fuerza.

En realidad donde él fue feliz-feliz, fue en el Perseverancia, en la Escuela de Scopelli y en el Juvenil, porque ya en el Deportivo comenzaron los problemas de un chaval de 17 años, al que la afición le exigía demasiado y al que el Presidente no valoraba y que no “respiró” hasta que pudo incluirlo en el “paquete” del traspaso de Moll al Barsa. Se hace duro reconocerlo, pero hemos sido nosotros los que empujamos a “Luisito”, siendo un niño, a emigrar a Cataluña para poder triunfar.

Y triunfó… pero tampoco se lo reconocieron los culés. ¡Lo que habrá llorado solo en su habitación, lejos de su familia, después de los injustos abucheos del público de Las Corts!

Los azulgranas no fueron capaces de ver que el crack ya no era un Kubala en declive, sino “Luisito”, un crio que estaba llamado a ser el gran líder del Barsa.

No solo no lo vieron, sino que a Luís le hicieron la vida imposible hasta que, igual que en el Depor antes, “celebraron”, por todo lo alto, su traspaso al Inter por 25 millones de pesetas, cuyo precio récord ni lo discutieron los italianos, porque sabían que era una ganga.

“Luisito” llegó a San Siro y, por fin, volvió a ser feliz. Era el primer español que jugaba en Italia y les obsequió con la elegancia de su fútbol. Era elegante al correr, al driblar en largo, al pasar a 50 metros, al marcar goles increíbles. Un jugador completísimo que marcó el inicio de la Edad de Oro del fútbol italiano.

Superó la “morriña” con el cariño de los “tifosi” y triunfó en un país que lo idolatró y que adoptó a su “Luisito” como “gallego a la italiana”, porque, a pesar de ser muy querido en Italia durante más de 50 años, jamas perdió ni el amor a Galicia, ni ese precioso acento que lo hacía inconfundible.

Era un acento gallego como el que habían impregnado, bajo su liderazgo, un título de Europa contra la URSS de Yashin, con la gran ayuda de Amancio, Reija y Marcelino, tres blanquiazules, que, con Acuña y Fran, quizás podrían representar el “Repoker de Ases” del deportivismo histórico.

A “Luisito” le admiraban todos sus exjugadores. A Butragueño se le iluminaban los ojos al recordarle. Me decía “Presi, es que siendo seleccionador era el mejor de todos nosotros. Si algo no le gustaba se descalzaba y, en calcet enviaba una y otra pelota perfecta a 50 metros”.

Y también sus compañeros de selección. El maestro Don Alfredo, que lo había intentado llevar al Madrid, no se cansaba de decirme que “el gallego”, como le llamaba, “ha sido el mejor jugador español de todos los tiempos y uno de los más destacados del mundo”.

En otras ocasiones he tenido el placer de disfrutar de “Luisito” en persona, porque era buen amigo de Arsenio y Berta Vales, y nos reuníamos bien en el Club o bien en una sobremesa, y, en más de una ocasión, nos tiene dicho que “si el Deportivo de mi época fuese como el de ahora de Arsenio yo no me hubiese marchado”.

Esas fueron unas palabras pronunciadas un par de años después de estar a punto de regresar al Depor. Fue a raíz del ascenso de 1991, y de la dimisión de Arsenio, que pasó a ser mi asesor. Como tal me aconsejó fichar a “Luisito”, que acababa de ser cesado como seleccionador español. En mi directiva lo aprobamos por unanimidad, pero a Luís Suárez su abogado le aconsejó no aceptar, porque iba a perjudicar el resultado de su juicio contra la RFEF, del que esperaba conseguir una fuerte indemnización por el improcedente despido. Al final todos perdimos: el Club un gran entrenador y Luís su demanda… y el poder haber dirigido el que después fue “Súper Depor”.

Sentí no haber podido disfrutar más de un hombre que en su sencillez, incluso en la sencillez de su futbol extraordinario, tenía su gran virtud. Eso hizo que entre la gente entendida existiese unanimidad a la hora de valorar que todo lo que hacía “Luisito” parecía fácil… pero que solo lo hacía él, y que, entre los gallegos, acordásemos reservarle a “Luisito” un lugar de privilegio entre “os bos e xenerosos”. Descanse en paz.

Foto RC Deportivo

 

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